Tómate unas vacaciones mentales

Cuando llegamos a estas fechas y el calor aprieta, muchas personas empiezan a pensar en las vacaciones. Porque a pesar de la crisis y del enorme volumen de personas en paro, 16 millones de personas trabajan en España y seguro que piensan en sus vacaciones. Y es más, aunque no se esté trabajando, hacer un parón en la rutina diaria, sigue siendo beneficioso. Y aún en el caso de que la economía apriete, las vacaciones mentales pueden hacerse. Por todo ello, hablaremos hoy de cómo podemos realizar esas vacaciones mentales.

La idea de las vacaciones mentales es darse vacaciones de uno mismo. Sí, como suena. Dejar de lado durante unos días (o tal vez una horas al día..) nuestro Yo más arraigado y ver las cosas desde otro lugar. No es una tarea sencilla pues nuestro Yo dominante (también llamado personalidad) se resiste a echarse a un lado para dejar paso a otras opciones, pero esta es la mejor forma de salir de la zona de confort. Porque en eso consiste realmente salir de la zona de confort, en explorar otras opciones y realizar nuevas acciones pero desde un lugar interno diferente al habitual. Y para eso hay que dejar de lado el Yo dominante. Hay que sacudir nuestro mapa mental, ese modelo del mundo que tenemos en nuestra cabeza. Ya que ese es el único modo de tener realmente nuevas vivencias y además poderlas experimentar de un modo distinto, no con los patrones establecidos de siempre. Es aplicar de verdad el sentido de la frase: haz cosas distintas para tener resultados distintos.

Y planteamos esto relacionado con el periodo vacacional porque es más sencillo hacerlo estando de vacaciones. Durante esos días tenemos menos obligaciones y el margen de error es también menor, por lo que el miedo a equivocarnos no tiene porqué ser muy grande. Vamos a ver unas cuantas ideas para romper con esos patrones automáticos del pensamiento:

  • Experimenta. La mayor parte del tiempo estamos pensando las cosas, elucubrando con las distintas posibilidades. Pero la única opción de producir un impacto en nuestro cerebro es viviendo la experiencia. Por tanto, experimenta.
  • Haz cosas distintas. En ese camino de experimentación, permítete hacer cosas que normalmente no haces. El repertorio es inmenso, desde viajar a un lugar que no conozcas (si tienes posibilidad) a leer sobre un nuevo tema, conocer nuevas personas, comer algo distinto, etc..
  • Rompe algún hábito. Permítete romper alguno de tus hábitos para salir de la rutina. Aunque sea algo pequeño, tendrá impacto, pues nuestro cerebro es tan extremadamente rutinario que notará ese cambio.
  • Incorpora un nuevo hábito. Del mismo modo que cuando lo rompemos, para incorporar un nuevo hábito el cerebro se tiene que “re-cablear”. Y al hacerlo, se piensa diferente, se siente de otro modo.
  • Vívelo como si no fueras tú. ¿Cómo se tomaría eso otra persona? Imagina que eres otro por un momento y trata de vivir eso como lo viviría esa persona (mejor hazlo con alguien a quien conozcas bien). ¿Cómo es vivirlo así? ¿Qué información te aporta?

Hacer vacaciones mentales sería una especie de I+D de nuestro cerebro. Nos alejamos de nosotros mismos, investigamos nuevas maneras de hacer y las desarrollamos. Con eso podemos obtener nuevos impactos que nos permiten reajustar nuestro “software mental”. Al hacerlo tenemos nuevas opciones que tal vez no habíamos imaginado anteriormente. Y eso nos permite responder al entorno de formas diferentes, con los que los resultados también empezarán a cambiar. Aprender es vivir, así que no dejemos de aprender.

¿Te animas a tomarte unas vacaciones mentales?
Mertxe Pasamontes. Psicóloga

vacaciones mentales

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